Lo más importante es conocerlos.
Si no los conocemos, no los podemos tener bajo control.
Ser conscientes de en que gastamos, y alinearlo a nuestro propósito, es clave para poder progresar.
Desde que era chico y estudiaba para Contador mi papá me incentivó a trabajar de forma independiente. Me contrataba para que haga la liquidación impositiva de su asistente dental cómo forma de motivación, y me insistía para que consiga otros clientes.
Él valoraba mucho esa libertad que te da el trabajo independiente, no tener jefes, ni horarios, por más que siempre advertía de sus altibajos. Solía citar un refrán: "Más vale ser cabeza de ratón, que cola de León."
Pero a mi nunca me fascinó el trabajo típico del Contador. Lo que sí me apasionaron siempre fueron los emprendimientos.
Y hoy, después de años de trabajar en relación de dependencia, veo cómo el trabajo independiente requiere un conjunto de habilidades totalmente nuevo.
Todo negocio tiene que tener en cuenta varios aspectos que se combinan entre si, y generan retroalimentación mutua, cómo si fuese un rompecabezas.